animi-1024x400 Animismo, Magia y Omnipotencia de los pensamientos.

Animismo, Magia y Omnipotencia de los pensamientos.

En su sentido estricto, «animismo» es la doctrina de las representaciones sobre las almas, y en su sentido lato, la de los seres espirituales en general. Los pueblos primitivos, aun hoy, pueblan el universo con un sinnúmero de seres espirituales bien o mal intencionados hacia ellos; atribuyen a estos espíritus y demonios la causación de los procesos naturales, y consideran que no sólo los animales y plantas, sino las cosas inertes del universo, están animadas por ellos. Las personas poseen almas que pueden abandonar su morada y mudarse a otros seres humanos; estas almas son las portadoras de las actividades espirituales, y en cierto grado son independientes de los «cuerpos». La magia, en cambio, es algo diverso; en el fondo prescinde de los espíritus y se vale de un recurso particular, no del método psicológico trivial. La magia servirá por fuerza a los propósitos más diversos: someter los procesos naturales a la voluntad del hombre, proteger al individuo de enemigos y peligros, conferirle el poder para hacerles daño. A modo de resumen podemos decirnos ahora: el principio que rige a la magia, la técnica del modo de pensar animista, es el de la «omnipotencia de los pensamientos». Se tomo la designación «omnipotencia de los pensamientos» de un hombre de suma inteligencia, que padecía de representaciones obsesivas y que, luego de restablecido por un tratamiento psicoanalítico, pudo dar pruebas también de su solidez y razonabilidad. No acababa de pensar en una persona cuando ya la tenía frente a sí, como si la hubiera conjurado; si de pronto preguntaba por la salud de un conocido a quien no veía desde mucho tiempo atrás, le informaban que había muerto por esos días, lo cual lo llevaba a creer que aquel se le había anunciado telepáticamente; si enviaba a un extraño una maldición, ni siquiera tomada muy en serio, podía esperar que habría de morir pronto, cargándolo con la responsabilidad de su deceso. Acerca de la mayoría de estos casos, él mismo fue capaz de comunicarme, en el curso del tratamiento, cómo se había producido el espejismo y los pasos que había dado para afirmarse en sus expectativas supersticiosas. Todos los enfermos obsesivos son supersticiosos de este modo, la más de las veces contrariando su mejor intelección. Los neuróticos viven en un mundo particular, en el cual sólo tiene curso la «moneda neurótica»; vale decir que en ellos sólo es eficaz lo pensado con intensidad, lo representado con afecto, mientras que es accesoria su concordancia con la realidad objetiva exterior.