
“El Síndrome del Emperador”, como se conocen a estos hechos, pero prefiero denominarlo, “hijos que maltratan a sus padres“
¿Qué puede suceder para que un hijo maltrate a sus padres, especialmente a su madre?…
Se trata de niños que desde pequeños insultan a los padres y los controlan con sus exigencias.
Al niño se le enseñan sus derechos con mas énfasis que sus deberes y obligaciones.
Se trata de niños que desde pequeños insultan a los padres y los controlan con sus exigencias.
Al niño se le enseñan sus derechos con mas énfasis que sus deberes y obligaciones.
Veamos en que se caracteriza un niño violento con sus padres para entenderlos mejor:
Elevada insensibilidad emocional.
El elemento esencial del “síndrome del emperador” es la ausencia de conciencia. Son niños que genéticamente tienen mayor dificultad para percibir las emociones y hacer distinciones morales o éticas. No tienen un sentimiento de vinculación moral o emocional con sus padres ni con otras personas o instituciones. En estas características suele haber trastornos psicológicos implicados.
No responden a las pautas educativas ni aprenden de los errores.
Focalización elevada en metas egocéntricas, busca su propio beneficio sin atender a las necesidades o peticiones de los demás. Baja empatía y dificultad para desarrollar sentimientos de culpa.
Ausencia de apego a los padres y adultos.
Conductas habituales de desafío, mentiras e incluso actos crueles hacia hermanos y amistades.
La violencia, física o psicológica, de niños y adolescentes hacia sus padres tiene una incidencia cada vez mayor tanto en las familias tradicionales como en las monoparentales (más elevadas todavía).
Y lo que conocemos tal vez sólo sea la punta del iceberg, porque muchos padres no hablan estos hechos, los naturalizan. Recuperar la autoridad de padres hace sentir mas contenidos a los hijos.
El elemento esencial del “síndrome del emperador” es la ausencia de conciencia. Son niños que genéticamente tienen mayor dificultad para percibir las emociones y hacer distinciones morales o éticas.
La violencia, física o psicológica, de niños y adolescentes hacia sus padres tiene una incidencia cada vez mayor tanto en las familias tradicionales como en las monoparentales (más elevadas todavía).
Y lo que conocemos tal vez sólo sea la punta del iceberg, porque muchos padres no hablan estos hechos, los naturalizan.